Había pensado titular esta entrada algo así como
La gilipollas del mes, pero en Bodoni's Blog no pretendemos crear polémica con los organismos que rigen nuestra política cultural; y, además, hay que reconocer que, con Ángel Acebes y José Blanco disfrutando de sus vacaciones estivales, el título honorífico que propongo quedaría muy descafeinado: no ha habido verdadera competencia, excepto algunos destellos puntuales en Catalunya (la ministra de Fomento estuvo colosal en sus declaraciones de ayer), las siempre agradecidas declaraciones de ese valor emergente que es Soraya Sáenz de Santamaría y toda la gestión de la crisis política de Navarra. Sea como fuere, las recientes declaraciones de Rosa Regás, directora de la Biblioteca Nacional, ponen muy alto el listón de despropósitos institucionales en materia de cultura, no sólo del mes, sino del año y, más aún, de toda la legislatura; tal vez no tanto como el famoso "No he visto
Airbag: sólo veo cine español" de Esperanza Aguirre. (Seré piadoso y consideraré como apócrifa la no menos famosa "Me gusta Sara Mago. Es una buena escritora".)
Como sabéis (y, si no lo sabéis, os lo digo ahora), trabajé durante año y medio en la Biblioteca Nacional; primero como alumno en prácticas de un curso de Técnico Documentalista; después, como
empresilla (apelativo cariñoso con el que los jefes de servicio se referían a los autónomos que trabajábamos directamente a sus órdenes para contratos de adjudicación directa y, por tanto, al margen de la opinión de los sindicatos); y, más tarde, como subcontratado puro y duro. En la cafetería, ese lugar en el que prácticamente habitaban los funcionarios y el personal laboral fijo, y al que de tanto en tanto acudían en busca de refrigerio alumnos en prácticas,
empresillas, subcontratados, investigadores, usuarios y personal del Museo Arqueológico Nacional (que, ¡al loro!, no tiene cafetería propia), uno se enteraba de todas las miserias de la institución.
Supe así que el director general de por entonces tenía aparcado su coche oficial en los muelles de carga y descarga de la Biblioteca Nacional, porque, palabras casi literales, para la mierda que le pagaban, pasaba de intentar alquilar una plaza de aparcamiento en el barrio de Salamanca.
O que uno de los anteriores directores generales pedía con relativa frecuencia fotocopias de los tesoros bibliográficos de la biblioteca, casi siempre con carácter urgente, para regalárselos a sus amigos. Para que os hagáis una idea, el procedimiento ordinario de reproducción de fondos del departamento de Manuscritos, Incunables y Raros (al que suele acudir gente que realmente lo necesita; investigadores, sobre todo) puede demorarse unos dos meses, tirando por lo bajo. Y él las tenía de un día para otro.
Muchas miserias. Mucho trato de favor. Todo realmente injustificable. El poder, que corrompe.
No obstante, lo de Rosa Regás en la entrevista que concedió a la revista
Tribuna de la Administración Pública, que edita la Federación Sindical de Administración Pública del sindicato Comisiones Obreras, y que recogen
El País y otros medios de comunicación, es mucho más grave.
Celebrar que en España se vendan cada vez menos periódicos, ya que, por sus posiciones favorables a la oposición, los medios de comunicación no transmiten bien a la sociedad los grandes avances sociales impulsados desde el Gobierno socialista, entra en el terreno de la tontería pura y dura. No sólo por el trasfondo sectario de las declaraciones, sino por el desconocimiento implícito de la institución que dirige.
La Biblioteca Nacional, entre otros muchos fondos, cuenta con el histórico de la Hemeroteca Nacional, que integra una parte muy importante del servicio de Publicaciones Periódicas, al que, además, entran por ley todas las publicaciones con depósito legal. Es decir, cualquier revista, periódico o folleto que se edite en España tiene la obligación de llevar depósito legal, y, por tanto, se ingresa por duplicado en la Biblioteca Nacional.
Así pues, en la Biblioteca Nacional hay publicaciones periódicas impresas en España, revistas extranjeras adquiridas de acuerdo con su política de desarrollo de las colecciones, así como colecciones de revistas científicas o literarias de todo el mundo y de diferentes épocas recibidas en diferentes donativos o incautaciones.
También se guardan los fondos de la Hemeroteca Nacional, creada en 1941 para apoyar las enseñanzas de la recién creada Escuela Oficial de Periodismo y abierta al público en 1945. Estos fondos procedían, básicamente, de la "censura previa", es decir, de los números que las publicaciones tenían que enviar a la censura gubernativa derivada de las leyes de Prensa de 1938 y de 1966.
Asimismo, se puede encontrar una cantidad considerable de revistas científicas europeas de los siglos XVII-XIX, revistas de la Hispanoamérica colonial (sobre todo de Cuba, Filipinas y Puerto Rico), y las principales revistas españolas, recibidas por compra, donativo o traslado de grandes bibliotecas privadas e institucionales a la Biblioteca Nacional con anterioridad a la entrada en vigor del Depósito Legal en 1957.
El catálogo de revistas de la Biblioteca Nacional incluye también todos los boletines oficiales del Estado, de las Cortes, de las Comunidades Autónomas, provinciales y municipales, así como las publicaciones de algunos organismos internacionales, como la Unión Europea, la UNESCO, la ONU, la FAO o la OACI.
Por último, entre los catálogos de periódicos disponibles en la Biblioteca Nacional, tenemos los siguientes:
- Catálogo de los diarios y revistas existentes en la Hemeroteca Nacional, por Ramón Fernández Pousa. Madrid : Hemeroteca Nacional, 1949
- Periódicos y revistas de la Guerra de la Independencia y reinado de Fernando VII (1808-1833) que existen en la Hemeroteca Nacional. Catálogo redactado por Carlos González Echegaray. Madrid : Instituto Bibliográfico Hispánico, 1981
- Publicaciones periódicas de la Guerra Civil (1936-39) en zona republicana, existentes en la Hemeroteca Nacional, por Joaquín González Gómez. Madrid : Hemeroteca Nacional, 1986
- Publicaciones periódicas existentes en la Biblioteca Nacional por Florentino Zamora Lucas y María Casado Jorge. Madrid : Dirección General de Archivos y Bibliotecas, 1952
- Revistas de arte en la Biblioteca Nacional. Madrid : Biblioteca Nacional, 1989.
Hablando en plata: en la Biblioteca Nacional se encuentran todas las revistas y periódicos españolas, sea cual sea su filiación ideológica, de los últimos dos siglos. Gracias a sus fondos, se han podido salvar muchas publicaciones de la época de la República y de la guerra civil, que de otro modo habrían sido destruidas durante la represión franquista.
Rosa Regás podría haber pensado en eso, antes que en alegrarse de que cada vez se publiquen menos periódicos. Porque, entre otras cosas, tenemos libertad de expresión y de prensa, así como la capacidad de elección a la hora de decidir qué tipo de prensa podemos leer y cuál no.
Y, por último, aunque no menos importante: Rosa Regás podría haberse dado cuenta de que, si los periódicos desaparecieran, una buena parte de los funcionarios, laborales fijos, alumnos en prácticas y subcontratados de la institución que dirigen se irían de cabeza al puto paro. Viven de la letra impresa. Las bibliotecas y la cultura, es lo que tienen.