miércoles, 1 de abril de 2009

Jubilaciones

Existen muchas buenas editoriales, y algunos buenos editores. Sin embargo, apenas hay editores coherentes e imprescindibles que han marcado una época y, sobre todo, han prefigurado los gustos y (punto al que quería llegar) la manera de pensar y concebir la vida de los lectores. Somos muchos quienes entenderíamos el hecho literario de otro modo si no hubieran existido Jorge Herralde, Beatriz de Moura o Esther Tusquets, y desde luego me considero mejor persona gracias a la lectura en un momento clave de mi vida de los títulos de la Minotauro que dirigiera Francisco Porrúa.
Hablo de ficción, pero también podría referirme a ensayos. Tuve la suerte de estudiar historia en una buena universidad, la Autónoma de Madrid, en el que tal vez no invertí cinco años en tareas productivas como encontrar un empleo provechoso y lucrativo (irónicamente es ahora, quince años después de terminarla, cuando me gano la vida gracias a aquella carrera, corrigiendo sobre todo libros de historia y economía) pero en la que nos hicieron algo casi milagroso: nos enseñaron a pensar. Soy quien soy gracias a las novelas de ciencia ficción que leía en aquella época (de Minotauro, como decía más arriba) y a los ensayos de historia que devoraba a medida que nos los recomendaban o mencionaban en clase. Tuve la suerte de formar parte de un plan de estudios, una época y un departamento en los que no se primaban los apuntes ni la asistencia a clase sino el aprovechamiento, y casi se puede decir que me saqué la carrera sin recurrir a los apuntes más que lo necesario; en su lugar, me leía casi toda la bibliografía recomendada. Y en departamento como el de Historia Contemporánea de la UAM, eso es tanto como afirmar que me leí de arriba abajo el fondo editorial de Crítica y Ariel. Es decir, que soy quien soy, y mejor persona por tanto, gracias al director de Crítica, Gonzalo Pontón.
Francisco Porrúa y Gonzalo Pontón me han hecho como soy.
Y ambos se han jubilado después de que Planeta adquiriera sus respectivas editoriales. Porrúa, hace unos años, y por iniciativa propia. Pontón, al parecer, de manera unilateral, por iniciativa de Planeta. Al menos, eso es lo que se desprende de la siguiente noticia, que extraigo de la edición de hoy de El País. Me he tomado la libertad de escribir bien los nombres de los autores editados por Crítica. Manías de corrector, cabreo de lector.
Sea como sea, muchas gracias, señor Pontón, por todo lo que ha hecho para formar varias generaciones de lectores inquietos, informados, documentados, rigurosos y, sobre todo, mejores personas. Tal como está el sector, todos lo vamos a echar de menos.

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Planeta jubila al creador de la editorial Crítica, Gonzalo Pontón

CARLES GELI - Barcelona - 01/04/2009

El editor Gonzalo Pontón (Barcelona, 1944), fundador en 1976 de la editorial Crítica, uno de los sellos más emblemáticos de historia y ensayo desde la Transición, recogía ayer por la noche los papeles de su despacho después de que el grupo Planeta, accionista mayoritario de Crítica, le comunicara su salida de la empresa por jubilación.

Amén de consejero delegado de Crítica, Pontón ejercía desde enero de 2008 la misma función en Enlaces Editoriales (distribuidora surgida de la división de la mítica Enlace y que reparte los libros de los sellos más exquisitos de Planeta y de su participada Grup 62), donde poseía el 50% de las acciones. Según fuentes del sector, las diferencias de Pontón con algunos de los socios, entre los que está Anagrama, habrían acelerado la decisión.

Hombre de carácter y sólidos conocimientos, Pontón se inició en el sector en 1964 en Ariel, de la que acabó siendo director editorial (1973-1975). Un año después, y gracias al apoyo de otro editor histórico, Juan Grijalbo, fundó Crítica. Con los años, publicaría en este sello a Pierre Vilar, Stephen Hawking, John Kenneth Galbraith y Antony Beevor.

Dentro de Grijalbo llegó a director de publicaciones y, entre 1994 y 1998, fue consejero delegado de Grijalbo-Mondadori tras la entrada de la firma italiana. A los cinco meses de marcharse por "profundas discrepancias en la forma de llevar el grupo", recompró Crítica con la ayuda del Grupo Planeta, a la que vendió el 70%.

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